Si algo sabíamos de esta boda, es que Ainhora nos soprendería con un estilo muy diferente, señorío de principio a fin con unos invitados ataviados con sus mejores galas, una colección de trajes y tocados espectaculares que se iban encontrando a las puertas de San Miguel. Horas antes, compartíamos los preparativos en casa de Ainhoa, con la ausencia de Fermín y sus lametones y en un ambiente de lujo. Música de fondo, zumos, agua, algún que otro ramo y llamadas telefónicas y mensajes de ‘Whassaps’ de un móvil que no paraba de sonar.

El tiempo nos respetó y tras la ceremonia, pudimos recorrer el campo de golf sobre buggys en busca de algunas instantáneas hasta desembocar en el jardín del salón, donde se sucedían los primeros brindis con las notas de un saxofón amenizando la recepción. Un almuerzo entre sevillanas y dedicatorias cumpleañeras daba paso a la fiesta, donde los grupos ‘Cambio de Tercio’ y ‘Discover’ estaban dispuestos a animar a todos los presentes hasta bien entrada la noche. Amigos, gracias por todo, sed felices.