Desde pequeña, soñaba  con encontrar un chico maravilloso, con el que compartir mi vida, y con el cual casarme algún día, y como en los cuentos de hadas, poder ser felices y comer perdices.  Con el paso de los años, conocí  al mejor hombre del mundo, con el que llevo compartidos diez años de mi vida.

Un día, sin esperarlo me pidió matrimonio, con anillo y todo… y el pasado mes de Julio, mi sueño por fin se cumplió.

Pero siempre tuve una cosa clara, que me casaría a mi manera, sin protocolos, sin reglas…así que invadí el día de color fucsia por todos lados, pinte varias latas de refresco, las uní con lazos rosas, y con un cartel de” Recién casados”  nos montamos en un coche de ensueño, vistiendo un vestido de princesa y acompañada de mi príncipe azul…  he hicimos que el día, y la boda en sí, fuese algo diferente. Sustituí el arroz por confeti de colores, y quizás nos hayamos quedado sin prosperidad, pero creo que una nube que colores nos identifica más. Cortamos una tarta blanca con lunares de color rosa, acompañados de dos muñecos de tarta algo curiosos, bailamos una canción en inglés, aunque quizás solo nosotros entendiésemos la letra en ese momento, y conseguimos que nuestros invitados sacaran su lado más infantil, gracias un baúl mágico de disfraces con los que les sorprendimos.

Hoy solo nos queda el recuerdo, y unas maravillosas fotos, gracias al trabajo de Adrián y Virginia. Son tantos los clics cargados de sentimientos y emociones…

No solo son grandes profesionales, sino grandes personas. Nos ayudaron en todo e hicieron posible que ningún detalle se pasara por alto.

También quiero añadir, esa idea loca mía de hacer una post boda con globos de helio, al más estilo “frikideblogdeboda”, pero sabía que él iba a conseguir el resultado que andaba buscando.

Con todo esto solo quiero deciros que hagáis de vuestra boda algo vuestro, y que intentéis hacerlo de la mano de profesionales que os asesoren y consigan que vuestros recuerdos tengan el valor sentimental que se merecen.