Corría el año 2009, el diseño gráfico me había hecho desembarcar en una agencia de viajes, dónde los folletos y las páginas webs eran mi día a día. Llegó la crisis y me tocó de lleno, fui despedido de un dia para otro junto con 6 compañeros más, bendito día… Tan sólo unos meses más tarde, indagué por internet y dí con Martin-Iglesias y sus cursos, inscripciones y muchos peajes que me iban adentrando en el mundo de la fotografía.
En aquella pequeña cochera de la sevillana calle Hernando del Pulgar, fui conociendo y compartiendo todas mis inquietudes con un gran maestro, una gran persona, Francisco Guerrero, técnica, consejos y sobre todo mucha motivación, era nuestro día a día, sabíamos cuando empezaba la clase, pero no cuando terminaba, los cruces de peajes bien entrada la madrugada se había convertido en rutina.
Pues han pasado poco más de 3 años de aquel otoño-invierno, han pasado por mis dedos muchos recuerdos de parejas enamoradas, hemos probado, hemos fallado y hemos aprendido, son muchas las cosas que te enseña el día a día de tu empresa y no todo es tan bonito como hacer clicks. Francis me lo pidió y allá que fui, no me lo pensé y me preparé un ‘keynote’ con lo mucho o poco que he aprendido en estos años, crucé el peaje con los mismos nervios que cuando iba a sus cursos. Me sentí como en casa, muy a gusto, eran 15 personas con la misma ilusión y ganas de aprender que yo, me sentí identificado, me sentí uno más cómo ellos, me sentí por unos momentos cómo uno más, pero esta vez era yo el que estaba de pié, ¡quien me lo iba a decir!.
Hablé de marketing, de clientes, de cómo ganarlos, les hablé de que ellos también podrían, si yo había conseguido trabajar de lo que me gustaba, ellos también lo podrían conseguir, hablé de trabajar duro, hablé un poco de todo en las más de 5 horas que compartí con ellos. Me lo pasé pipa, espero que para ellos fuera una tarde fructífera, para mí fue una gran experiencia y quería compartirla con todos vosotros…
