En la mayoría de las ocasiones, los sacerdotes de las bodas no nos facilitan nuestro trabajo. Quizás hay fotógrafos que no respetan la ceremonia todo lo que ellos quisieran pero no, todos no somos iguales y por lo tanto la predisposición de ellos no debería ser siempre la misma. ¿Y porqué digo esto?, porque hoy os traemos una boda celebrada en la capilla de Sancti Petri, ¿y quien está allí?, pues uno de los mejores sacerdotes con los que nos hemos topado en nuestra carrera ceremonial.
La capilla del Carmen de Sancti Petri y el padre Santi
Hacer bodas con el padre Santi es saber que tomarás imágenes perfectas de los anillos, sí, porque se aparta, también es sinónimo de risas, sí, porque su sentido del humor está presente en toda la ceremonia. Está al día en todo porque la feligresía tiene una página de Facebook incluso un blog, donde te ofrece las últimas noticias y las múltiples formas de contacto. Recuerdo mi primera vez en aquella capilla del Pino esperando al novio y de un momento a otro perdí de vista una de mis maletas, ¿Virginia y la maleta?, caminamos hacia la puerta trasera y allí estaba Santi con ella, iba cargado hacía el lugar donde debíamos dejarla, ¡vamos chicos!, nos dijo… ¡nos había ayudado a meter las maletas en la iglesia! 🙂
De San Fernando al hotel Royal Hideaway
Desde un rincón de San Fernando se iniciaba el gran día, Rebeca, acompañada de su gente, se sumergía en los preparativos de su boda. Se casaba con el amor de su vida, David, y entre los dos formaban una pareja espectacular que nos facilitaron todo y más para que nuestro trabajo fuera perfecto. Ceremonia amena llena de tintes de humor y algunos momentos emotivos como antesala de todo lo que estaba por llegar. El hotel Barceló Sancti Petri, ahora llamado Royal Hideaway, acogió la sesión de pareja en la que recorrimos sus espectaculares instalaciones desde la piscina a las terrazas más altas con vistas al mar, pasando por sus interminables pasillos, un lugar lleno de luces y sombras para el mejor de los reportajes.
Bajo las palapas del hotel, esas casas de hojas típicas de la cultura indígena, se celebró el almuerzo. En él se repartieron una fotografía de la pareja a cada uno de los invitados con una dedicatoria por detrás, regalo que dejó estampas llenas de emociones y miradas de complicidad. Lágrimas que llegarían de nuevo al inicio del baile, en el que un locutor profesional contratado por Rebeca, contaba la historia de amor de la pareja, momentazo super emotivo que nos dejó a todos con los ojos compungidos.
Chicos, gracias por todo, fue un día espectacular… ¡a ser felices!.