Blog de fotografía de boda

Recopilación de reportajes de fotografía y video de boda en Jerez y la provincia de Cádiz. Selección de bodas celebradas en bodegas, salones y cortijos de Jerez y alrededores.

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Al noreste de la serranía gaditana se encuentra Olvera, pueblo conocido por su aceite, es frontera con las provincias de Sevilla y Málaga. En lo más alto del pueblo podemos divisar su castillo árabe, una construcción del siglo XII que formó parte del sistema defensivo del reino de Granada.

Hasta allí nos fuimos a dar un paseo con Juan Antonio y Encarni, nos contaron todos los entresijos de su boda y nos hablaron orgullosos de su pueblo, ¡superbonito!. Fuimos a aquella cruz desde donde se ve todo el pueblo a lo lejos y posteriormente nos subimos hasta lo más alto, para pasear por los aledaños de la iglesia de la Encarnación.

Ya queda muy poquito para el gran día y estoy seguro que lo disfrutarán de principio a fin, cada segundo. Chicos, ¡gracias y a disfrutar!.

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Ya pasó todo. Atrás quedaron un sin fin de momentos vividos. Fueron muchos meses, muchos días, muchas horas preparando un día mágico que sin darnos apenas cuenta, se nos fue de las manos. Esto es así, ahorros, tiempo y muchísima ilusión para dejarte la piel en tan sólo unas horas. Ya todo pasó y ahora no queda nada, bueno sí, los recuerdos. Miles de fotografías, cientos de minutos de video y una sensación reconfortante de haberlo dado todo en tu gran día.

Felicitaciones sinceras, comentarios desde el corazón y en la memoria de todos, aquella boda en la que nos faltaron horas. Aquella mañana-tarde-noche en la que todos y cada uno de los invitados se contagiaron de los bailes y la sonrisa de aquellos dos amigos que fundieron todas sus fuerzas en dar lo mejor de ellos. Y que verdad es aquello de que la felicidad se contagia, ellos lo hicieron con los dos centenares de personas que se dieron cita en el día más feliz de sus vidas.

Volver a ponerse el vestido de boda tiene un encanto especial

«Me casaría otra vez…», se le escucha a Elena cada vez que le llega un kilobyte de recuerdo, de los tantos gigas que ya tiene en sus manos. Es difícil asimilarlo con anterioridad, pero nuestra labor será la que mas perdure. Es difícil que la pareja lo asimile entre tantos gastos a escasos meses de tu boda, cada vez más le dan la importancia que requiere, todo hay que decirlo, pero en bodas como estas, en amigos a los que tienes acceso al tan preciado y sincero feedback, te das cuenta la responsabilidad tan grande que tenemos en nuestras manos.

Preboda, boda y postboda para el recuerdo

Todo comenzó allá por la bonita localidad de Ronda. La sesión de preboda muy cerquita del tajo llevaba en un interior un sin fin de interrogantes. ¿cómo estará el día?, ¿cómo saldrá todo?,¿lloverá?… ¡qué nervios!. La fecha se acercaba, el verano se consumía y llegó septiembre. Un sol radiante iluminó aquella mañana. No podía salir mal, estaba todo estudiado de principio a fin, cada detalle, cada horario, cada momento…  Y lo mejor de todo, se hacía de corazón y las cosas que se hacen de corazón, nunca pueden salir mal.

Y tal como llegó, pasó. Ahora, eso sí, se disfrutó. No pueden decir que no lo disfrutaron, no pueden decir que no lo vivieron, ni ellos ni cada uno de los invitados que estuvimos allí dándolo todo, hasta el final, que lo hubo, porque tenía que haberlo. Pero no, ese no era el final, aún quedaba otro día más. Granada nos acogía con las manos abiertas para disfrutar por sus calles. Una pareja de recién casados dispuestos a pasarlo bien y lo volvieron a hacer. Volvieron a contagiar con su sonrisa a la gente de sus calles, a peregrinos y a turistas, a madridistas, a recepcionistas de hotel, incluso a despedidas de solteras. Sí, ellos me entienden, sólo fueron unos retazos de un día inolvidable en la ciudad de la Alhambra.

Granada, espectácular ciudad para boda

Ahora sí que sí. Ahora si que acabó. Ya no queda nada. Bueno sí, los recuerdos. Nuestros recuerdos. Sus recuerdos. Con ellos nos quedamos. Aquí, una selección de imágenes con la que ponemos punto y final a nuestros queridos Miguel y Elena. Fue un placer haber compartido con vosotros todos y cada uno de los momentos que han compuesto vuestra boda. Voy cargando las baterías para la sesión de embarazo y para la Elenita que va a llegar para destruir poco a poco el parqué con sus saltos y bailes, igual que la madre…

 

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Para nosotros es muy importante que nuestro trabajo salga siempre de nuestras manos. Son numerosas las ocasiones que nos plantean ser los encargados de recoger todos los momentos de una boda en los dos formatos, fotografía y video, cosa que hasta el momento nunca hemos aceptado. Tenemos unos principios y uno de estos es realizar siempre fotografía o video, nunca las dos opciones,de esta manera nos permite que el trabajo siempre salga de nosotros, omitiendo la posibilidad de subcontratar compañeros que cubran la otra opción o algún desconocido para la pareja que asista como segundo operador.

En esta ocasión, el día de la boda acompañamos a Jose y Clara realizando su recuerdo en formato video, mientras que casi dos meses más tarde, concertamos una tarde en un paisaje marinero, pescador y playero. De esta manera, de nuestras cámaras salieron video en el día de su boda y fotografías en el de su postboda, dos recuerdos diferentes en dos formatos diferentes que a buen seguro guardarán a buen recaudo…

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Los protocolos están para romperlos. El día de tu boda debe ser tuyo, a tu medida, como siempre lo imaginaste. Si para que tu día sea cien por cien tuyo hace falta saltarte cualquier tipo de protocolo o tradición, te animamos para que lo hagas. No preguntes porqué siempre se hizo así o si es mejor o peor de esa o aquella manera, pregúntate cómo lo quieres, cómo lo prefieres y hazlo.

Un «First look» en el hotel Palacio de Arizón de Sanlúcar

Las amenazas de lluvia se disiparon conforme iba avanzando las horas. Desde temprano comenzamos acompañando en los preparativos a Rosa. Tranquila, acompañada de los suyos y con una maquilladora muy especial, su hermana. Rosa, sin nada en el estómago, excepto un Colacao que su madre a duras penas convenció para que se lo tomara, subía los escalones en busca de su vestido.

Tras los preparativos, esta vez no llegaría la ceremonia. La tradición la dejamos a un lado para aprovechar el día al máximo. Rosa se encargó de llevarnos a un bonito hotel junto a la avenida del Quinto Centenario. El ‘Abba Palacio de Arizón’ nos abría sus puertas y nos cedía todos sus rincones y escaleras. Dentro de los muros de este histórico edificio, esperaba Jesús. El encuentro se hacía esperar, pasos desde el hall y una mano se apoyaba en su hombro, un giro de 180 grados y encontrarse con los ojos de la mujer con la que compartirá el resto de su vida. El ‘first look’, un primer encuentro precioso que nos emocionó a todos. Un primer encuentro que nos permitiría realizar antes de la ceremonia la sesión de pareja, e iniciar el banquete junto con el resto de sus invitados justo después del ‘si quiero‘.

Montimar y el catering Sánchez, una mezcla perfecta

Pero antes, una parada en el camino. La abuelita de Rosa asomaba entre los visillos de aquel balcón. Ella no podía ir a la ceremonia pero nosotros si podíamos ir a ella. Su arrugada mirada me recordó a la de la mía, cuanto daría por tenerla ahora mismo. Un cariño, un abrazo y un beso grande. ¡Qué guapa estás!, decía, con los ojos brillantes. ..

Todo estaba preparado. Los jardines de Montimar acogerían una ceremonia sencilla, con unas bonitas palabras de sus seres queridos. Temperatura perfecta para tomar unas copas de bienvenida y camino al interior, donde el catering Sánchez nos tendría preparado un suculento almuerzo que compartiríamos con el amigo Pakito Vidal, que tomaría su turno para animar al personal con su música.

Chicos, gracias por todo. Fue un placer vivir vuestro gran día cerquita de ustedes. Todo salió genial, seguramente como lo habríais imaginado. Un fuerte abrazo. Sed felices.

 

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fotografo bodas jerez

La decoración cada vez se toma más en cuenta en la organización de una boda. Las parejas navegan por la red en busca de esa inspiración que haga su boda más especial, más diferente, más única. Buscan un photocool original, unos meseros bonitos o la iluminación justa para crear en la cena un ambiente ideal.

Un menú maridaje de categoría servido por el catering La Buganvilia

De todo esto sabe mucho González Byass y su catering Buganvilia. Sabemos de su buen hacer pero esta vez nos consiguió sorprender. De la mano de los novios, organizaron un evento espectacular, un atractivo para los más de trescientos invitados procedentes de todas partes del mundo. Una experiencia que seguro que no olvidarán.

Tras una bonita ceremonia bilingüe, los asistentes fueron caminando en busca de los aperitivos, pero antes, tras el ‘check point’ se toparían con dos guitarras y una flamenca bajo los hierros de Eiffel, la bodega de La Concha era la encargada de darle la bienvenida y de servir de fondo de las primeras fotografías que salían de sus móviles.

Un camino de velas te llevaba hasta los jardines de Villa Victorina, junto a la gran fue te y con un temperatura perfecta, disfrutamos de unos riquísimos aperitivos. Saludos y encuentros entre invitados, Manuel y Dacia, la distancia que separan a muchos de ellos no permiten todos los días tomarse una cerveza juntos.

Una experiencia para todos los invitados en un recorrido por varias bodegas

Tras la primera hora, los invitados atravesaron la bodega Cuadrada entre taconeos y cantes, un espectáculo de luz y color que servía de antesala al banquete, que se desarrollaría en la bodega de Los Apostoles. Velas y flores sobre las cabezas de los asistentes. Exquisita la decoración del salón creando un ambiente cálido y recogido.

Los vinos no podían faltar y tomaron un protagonismo especial. La pareja había preparado un menú maridaje con el que sus invitados pudieron probar hasta cinco caldos diferentes de González Byass.

Todo estaba listo para la gran fiesta y nosotros también. Pilas y tarjetas extras para acompañar a la pareja hasta el final de su baile, así lo quisieron y así lo hicimos. Impresionante el ‘candy bar’, cuatro mesas gigantes llenas de colorido y gominolas, expuestas con muchísimo gusto.

Nuestro photobooth, la voz en directo de Judith o las notas del violinista, coparon una noche llena de cócteles, copas y bailes. Pareja, sed felices.

 

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Todo comenzó el pasado año. Una llamada de una amiga iba a traer detrás un sin fin de aventuras. Era Elena y preguntaba sobre un par de fechas y su intención de casarse. Tenía claro que seríamos nosotros los encargados de tomar las fotografías de su boda. Ella quería el trece, pero la agenda nos lo impedía. «Bueno, lo cambiamos al fin de semana antes», me dijo. Bonito gesto que nos enorgullece, seríamos nosotros, sí o sí, ¡qué honor!. Aunque las cosas del destino, un cambio de fecha logró liberar el tan ansiado trece, fecha que quedó para ellos y quedará marcada para siempre.

Una boda con una fiesta con una duración de siete horas

Su boda iba a ser especial. Desde el comienzo querían ponerle las cosas fáciles a sus invitados. No querían caer en los errores de tantas y tantas bodas a las que habían asistido. Por ello, la ceremonia y el banquete tan sólo eran separados por poco más de cien metros. Todo cerquita, sin desplazamientos. Un aperitivo en un marco espectacular, un almuerzo con un servicio rápido y siete horas de barra libre. Sobre el papel estaba todo perfectamente estructurado, tan sólo había que confiar en los profesionales contratados y esperar.

Elena un día normal está loca, muy loca, imaginaros preparando su boda. Las llamadas y los ‘whatsapp’ eran cada vez más frecuentes. «He pensado esto, qué te parece si hago esto otro…». Han contado mucho con nuestra experiencia y nos hemos implicado. Hemos vivido esta boda muy de cerca, hemos participado muchísimo y la hemos sentido como nuestra. Cada idea, cada novedad, cada locura, la sentíamos como nuestra y, poco a poco, fueron dándole forma al gran día. Nos encantó estar cerquita de ellos en todos los previos, desatando un nerviosismo en nosotros y una gran responsabilidad. Si los nervios se apoderan de nosotros en cada boda, ese día trece apenas dormí, de verdad. Habían preparado todo con tanto cariño que, si algo salía mal, les haría mucho daño.

La coral de San Pedro Nolasco amenizó la ceremonia en la iglesia de la Victoria

Amaneció el día. Un fuerte desayuno y en busca de Elena. Allí estaba maquillándose en su rinconcito. Era la primera vez que asistíamos a una boda en la que la propia novia se maquillaba y maquillaba a su madre, una estampa original. Espectacular el vestido, el secreto mejor guardado de Elena, obra de Franc Sarabia. Poco a poco fueron llegando los sobrinos y amigas. Se acercaba la hora clave y el coche de Albeva esperaba en la puerta.

Preciosa la ceremonia. La coral de San Pedro Nolasco fue la encargada de amenizarla y entonó el himno de la Virgen de la Soledad, momento en que Miguel se emocionó y nos dejó una estampa junto a su sobrino Gonzalo, que se acercó al altar a ofrecerle un pañuelo a su tito. Creíamos que la novia no iba a poder aguantar la emoción, pero sus lágrimas no aparecieron hasta el final, cuando Miguel subió al atril para agradecer a todos los presentes la participación en su gran día.

Junto al museo de relojes, los novios habían habilitado el aperitivo. Con una temperatura extraordinaria y una decoración especial ofrecida por Artemisa, disfrutamos de más de una hora de saludos, copas y fotografías de grupo. Ya en el salón, la pareja se encargó de emocionar a muchos de sus amigos y familiares. Junto a cada plato, reposaba un pequeño papel en forma de pergamino en cuyo interior, un mensaje manuscrito dedicado a cada uno de sus invitados, llegaba al corazón de cada uno de ellos.

Grupo de rumbas y una batucada para la celebración en los museos de la Atalaya

Los tiempos se cumplían y tras un fugaz almuerzo, llegamos al baile. En el ambiente se notaba, la gente quería fiesta, venían con ganas de pasarlo bien. Un photocall, barra libre de Pepe Limón y un «candy bar» de más de cinco metros montado por Manuel Sanchez, todo ello bajo las luces y la música del gran Tony. Pero ahí no quedó todo, los novios pusieron toda la carne en el asador en este tramo final de la boda. En un primer lugar el grupo «A Contratiempo», que dejó el salón lleno de rumbas y versiones, para más tarde, acabar con un sorpresón de Miguel a Elena, desde el patio de los museos de la Atalaya se escuchaban surdos, cajas y tamborines, la batukada «Percufusión» irrumpió en el salón y nos trajo una hora de ritmos y animaciones que elevaron la fiesta al máximo exponente.

Amigos, qué deciros. Nos alegramos enormemente que todo saliera como esperabais. Habéis hecho una boda llena de amor y cariño y siempre pensando en vuestros invitados. Fue un bodón, pusisteis el listón altísimo. Disfrutasteis como niños, se nota en cada mirada, en cada sonrisa, en cada fotografía. Sin duda la boda ha servido para conocernos aún mejor. Aquí tenéis dos amigos para lo que necesitéis, sabemos que nosotros también los tenemos. Elenita, Miguelito, que la sonrisa de vuestra boda siempre inunde vuestro día a día. Sed felices y que nosotros lo veamos de cerca. Un fuerte abrazo.

 

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Suele pasar y siempre lo escuché, pero hasta que no lo ‘sufres’ en tus carnes no te lo llegas a creer del todo. Nunca tuve perro y nunca lo quise, bueno, hasta hace poco más de un año. Después de que mi hermana insistiera un día sí y otro también, logró que entrara por las puertas una bolita de pelo negro. Tenía mucho miedo y era muy friolero. Le encantaba acostarse bajo la mesa de la estufa a pocos centímetros del radiador. Fueron pasando los días y hoy ‘Canon’, que así se llama, ha vuelto loco a toda mi casa. Te da la patita, te recibe dando saltos de alegría y le gusta dormirse muy cerquita de cualquiera de nosotros, nunca deja de sorprendernos.

Así es, yo lo escuchaba de otras familias y no podía llegar a entender lo que se llega a querer un perro. Por eso no nos sorprendimos cuando conocimos a la pareja que hoy os presentamos. Su invitada especial y a la que teníamos que hacer hincapié, se llamaba ‘Mía’. Era castaña, peluda y le encanta jugar con su muñeco, tu se lo tiras y ella te lo trae. La compañía de la preciosa ‘cocker’ ha llenado de acompañamiento muchísimas horas de la pareja en la capital. A tantos kilómetros de distancia de la ‘tacita de plata’, ‘Mía’ se ha ganado todo el cariño del mundo y ha conseguido hacerse un hueco en la familia.

Una boda desde la playa de la Victoria al baluarte de Los Mártires

Con unas impresionantes vistas a la playa de la Victoria comenzamos la jornada. Maquillaje, peluquería y camino de San Francisco. Allí la familia esperaba. Una amenización muy especial provocó que las lágrimas de Lupe asomaran sobre el altar. Papelillos por los aires y camino de la Alameda Apodaca. Unos ‘clicks’ de pareja mientras esperábamos a ‘Mía’, que sería protagonista de alguna de las fotografías de la sesión.

Es entonces cuando llegó la magia. Magia por el entorno y la puesta de sol privilegiada que pudimos disfrutar durante los aperitivos. Magia por una deliciosa comida preparada por el catering El Faro. Y magia por el fantástico Juan Tamariz, que llenó de cartas, caras de asombro y sonrisas, las mesas del precioso salón del baluarte de los Mártires. La fiesta comenzaba y entre bailes y disfraces, fueron adentrándose en la madrugada de uno de los días más mágicos de la vida de Jorge y Lupe.

Chicos, gracias por todo. Fue un placer acompañaros en un día tan especial. Gracias por la confianza que depositasteis en nosotros en plasmar en imágenes, para siempre, lo que fue un día realmente inolvidable. Sed felices.

 

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